En muchas ocasiones, la ausencia de información, la situación de vulnerabilidad económica y social de las víctimas y la merma de autoestima que sufren, consecuencia de la violencia sufrida, provocan que las mujeres que padecen esta lacra no estén dando el paso de denunciar. Así, el 82% de las encuestadas admite que le costó mucho reconocer su condición de víctima y que, durante mucho tiempo, buscó pretextos para no romper su silencio.
La presente encuesta ha querido profundizar en los motivos que frenan a una mujer víctima a denunciar, obteniéndose los siguientes resultados: 7 de cada 10 destaca el desempleo o la situación de precariedad como razones de peso: al no tener ingresos propios y depender económicamente del agresor, temen verse solas, sin recursos e, incluso, perder a sus hijos. El mismo porcentaje (70%) subraya el miedo a las represalias, temiendo que la denuncia desencadene consecuencias más graves en la violencia sufrida, tanto sobre ellas, como sobre sus hijos.
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