Una imagen siempre ha sustituido a, por lo menos, mil palabras. Y a muchas más, si la ponemos en movimiento. En la compañía de investigación de mercados Forrester Research
han calculado que un minuto de vídeo iguala a 1,8 millones de palabras,
por lo que habría que escribir durante unos 150 días para conseguir un
impacto similar.
Con estos datos, no es de extrañar que el formato vídeo sea el rey de los contenidos en la oferta de e-learning. Reproducir las clases en este soporte y ponerlo a disposición de los estudiantes refuerza el aprendizaje. Centros educativos y empresas lo
han incorporado como herramienta al diseñar sus programas de formación.
Además, ahora de una forma más asequible, tanto en lo económico como en
lo tecnológico. Ya olvidado aquello del Beta, los equipos multimedia y
la digitalización extienden su uso a través de portales especializados
en Internet.
La estadística habla por sí sola: hay un 40% más
de probabilidad de que se haga clic en un vídeo antes que en un texto. Y
qué mejor referente que Youtube, donde se suben 100 horas de vídeo al minuto, cuya visualización rebasa los 6.000 millones de horas al mes.
En Cisco Systems tienen las cifras claras, como detallan en su informe Visual Networking Index
sobre el tráfico global de datos móviles 2014-2019. Santiago López,
director de proveedor de servicios en España, lo concreta: “El tráfico
total, combinando mercado empresarial y de consumo nacional, supondrá el
75% del total de la Red en 2018. 41.000 millones de minutos cruzarán
Internet cada mes, 15.713 minutos de vídeo descargado o en streaming cada segundo”.
Vida en plano-secuencia
“Es una cuestión de evolución social. No se
puede entender el fenómeno del vídeo sin considerar nuestra naturaleza
ancestral. La especie humana se guía por la vista y nuestra vida
transcurre en plano-secuencia. Por eso, para cuestiones formativas
integramos mejor la imagen. Lo dinámico capta mejor nuestra atención y
se retiene con más facilidad”, explica Stephan Fuetterer, vocal de la
junta directiva de la Asociación de Directivos de la Comunicación,
Dircom.
En Esade Business School
también hablan de “tendencia natural”. Marc Cortés, profesor de
marketing electrónico en esta universidad privada, comenta que
principalmente utilizan y comparten vídeos en las clases presenciales.
“Resulta muy eficiente, más aún hoy en día, con las posibilidades de
usarlo en movilidad y de viralizarlo”, explica, y añade que para los entornos no presenciales optan por las videoconferencias.
“Todas las herramientas pedagógicas que amplíen
el trabajo del profesorado son bienvenidas, y más si se trata de
contenidos audiovisuales, que se fijan mejor y que encima permiten la
microformación. Eso sí, siempre que se procure el impacto corto. Lo
contrario es contraproducente”.
Lo dinámico capta más la atención y se retiene más, por lo que es perfecto para la docencia“Lo que dura más de 15 minutos no funciona,
pasado ese tiempo los estudiantes se hartan y se van”. Así de categórico
de muestra Xavier Oliver, experto en marketing en este caso como profesor asociado de la dirección comercial de IESE.
“Por eso fallan tanto las propuestas para
impartir toda una asignatura en un videopaquete. Es un error esto del
cortar y pegar o de que solo uno escuche y otro hable. La docencia sin
involucramiento no da frutos. Hay que implicarse, o bien, procurar una
producción tipo película, cuidada, de calidad, hecha por un profesional.
No todo vale, como en muchos casos se pretende”, critica Oliver.
En la misma línea, Pedro Lara, vicerrector de
calidad e innovación académica de la Universidad Europea, opina que el
uso del vídeo debe adaptarse siempre al esquema de aprendizaje invertido
que ahora impera. “El estudiante trae a clase ya asimilada la
videolección y en el aula se dedica ya a ponerla en práctica y en
discusión. Así, se estandariza el nivel de conocimientos y se logra
mayor autonomía del alumno”, explica.
Grabar para terceros
Reconocida la tendencia, ¿cómo se traduce en la
demanda? Las escuelas del sector audiovisual son las que mejor lo saben.
En su oferta docente también han incorporado el vídeo, pero con medida.
Sin embargo, sí graban más en este formato para terceros, “sobre todo
para los departamentos de formación de las empresas”, comenta Miguel
Ángel Muñoz, director de la Escuela Superior de Imagen y Sonido CES, en la que han montado vídeos para las divisiones de ventas de El Corte Inglés, por ejemplo.
“La imagen videográfica se ha usado toda la vida
en educación, pero como píldora formativa, como complemento. No es algo
nuevo, aunque ahora, por moda, seamos más conscientes de ello”, señala.
En CEV (Centro de Estudios del
Vídeo), José María Núñez, responsable del departamento de cine y
televisión, lo corrobora y hace hincapié en el cambio de perfil en el
alumnado.
“Hace unos años había un abismo entre el
profesional y el aficionado, mientras que hoy el interés se ha
generalizado a gente todo tipo, pues la tecnología nos ha convertido a
todos en autodidactas, y a veces se quiere ir más allá. De momento, son
las empresas, incluso públicas, las que solicitan más cursos para hacer
buenos vídeos con los que formar a su plantilla, a modo de manual, o
bien con fines comerciales, algo que ya requiere mayores exigencias
técnicas y de inversión. Aunque los costes de producción se han podido
abaratar casi un 30% con respecto a tiempos atrás”.
Videojuegos en los MBA
No son solo cuestión de ocio. Los juegos online en
tiempo real se utilizan en las escuelas de negocios para acercar la
realidad de la empresa mediante simulaciones.
“El videojuego como herramienta empresarial, con fines comerciales,
es un filón por explotar. Hay una demanda enorme de estudios
relacionados”, indica Miguel Ángel Muñoz, director de CES.
En esta Escuela Superior de Imagen y Sonido acaban de rematar un
nuevo máster que, en colaboración con Drakar Studio, dará respuesta a
esta inquietud creciente por los juegos de rol para interactuar y por
las animaciones.
Estos otros recursos, por qué no, también formativos, avanzan hacia
el 3D como nuevo horizonte; también en el caso del vídeo. No obstante,
para Ignacio Gutiérrez-Solana, jefe de estudios de la ECAM (Escuela de
Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid), “queda
mucho trabajo por hacer para que haya más inmersión en la experiencia y,
sobre todo, para que narrativamente se use todo el potencial de esta
tecnología en desarrollo”.
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