viernes, 9 de noviembre de 2012

Informe 2012 sobre el Estado Mundial de la Infancia


La experiencia de la infancia ocurre en el medio urbano cada vez con mayor frecuencia. Más de la mitad de la población  mundial –incluidos más de 1.000 millones de niños y niñas– vive actualmente en grandes y pequeñas ciudades. Muchos niños disfrutan de las ventajas que ofrece la vida urbana, como la educación, los servicios médicos y las instalaciones recreativas. Sin embargo, son innumerables los que carecen de servicios esenciales como electricidad, agua salubre y  atención de la salud, a pesar de tenerlos cerca. En lugar de asistir a la escuela, un inmenso número de niños y niñas se  ven obligados a trabajar en condiciones de peligro y explotación. Y muchísimos afrontan constantemente la amenaza  del desalojo, pese a vivir en condiciones verdaderamente deplorables: en viviendas destartaladas y en asentamientos  superpoblados altamente vulnerables a los desastres.

Las penurias que sufren los niños en las comunidades pobres suelen quedar ocultas por los promedios estadísticos en los cuales se basan las decisiones sobre asignación de recursos, lo que perpetúa esta situación. Debido a que los promedios  no hacen distinciones, la riqueza de algunas personas oculta la pobreza de otras, y esto lleva a que niños y niñas que ya  padecen carencias graves sigan privados de acceso a servicios esenciales. 

Hay cada vez más niños y niñas que crecen en las zonas urbanas. Es imprescindible proporcionarles los servicios y  las  oportunidades que necesitan para ejercer sus derechos y desarrollar sus capacidades. Se deben tomar medidas  urgentes para:

Comprender mejor la magnitud y la naturaleza de la pobreza y la exclusión que afectan a los niños y las niñas en las zonas urbanas.
Definir y eliminar los obstáculos que atentan contra la inclusión de las personas menos favorecidas.
Garantizar que la planificación urbana, el desarrollo de la infraestructura, la prestación de los servicios y las iniciativas de amplio alcance tendientes a reducir la pobreza y las desigualdades satisfagan las necesidades particulares y las prioridades de la niñez.
Promover la creación de asociaciones entre todos los niveles del gobierno y los habitantes pobres de las zonas urbanas, especialmente los niños y los jóvenes.
Aunar los recursos y las energías de los actores internacionales, nacionales, municipales y comunitarios en procura de que los niños pobres y marginados puedan disfrutar plenamente de sus derechos.

Estos no son objetivos, sino medios para llegar a un fin: hacer que las ciudades y las sociedades sean más justas y  acogedoras para todos, empezando por los niños y las niñas.

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