Es la innovación la solución a todos nuestros problemas? En esta época de incertidumbre en la que nos encontramos, es habitual escuchar a políticos hablar de la innovación como la fórmula para salir de la crisis. Sin embargo, se podría argumentar que el sector financiero, en el que se originó la crisis actual, ha sido uno de los más innovadores en los últimos años. E, incluso, podría decirse que fueron esas innovaciones financieras las que la provocaron. Pero no sólo eso: casi una década antes, la evolución de Internet y todo el sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) también generó una burbuja bursátil que acabó estallando.
Con estos dos ejemplos tan recientes, ¿se puede estar de acuerdo con el discurso político que alaba las bondades de la innovación? Sin que sirva de precedente, sí. Resulta difícil argumentar que estas innovaciones no hayan creado riqueza. Las nuevas tecnologías que comenzaron a gestarse en los años noventa están transformando la sociedad actual. Gracias a ello no sólo se están beneficiando los países desarrollados, sino también los emergentes. Y los nuevos productos financieros, una vez que el mercado se estabilice y sean mejor comprendidos, servirán de vehículo para distribuir los riesgos a los agentes más adecuados. Las burbujas y las crisis no se crean por las innovaciones, sino por los efectos que estas innovaciones tienen sobre los comportamientos humanos. Por tanto, matizando el entusiasmo político, la inversión en innovación es necesaria, pero debe hacerse con paciencia. Aunque en ocasiones pueda dar resultados a corto plazo, se trata de una inversión a medio y largo plazo
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