Interesante Informe de la Fundación Bankinter sobre la educación en el siglo XXI. Es de lo que más se reflexiona y sobre lo que menos nos ponemos de acuerdo. Os dejamos el enlace para aquellos interesado/as.

El siglo XXI, según se vive en el lugar de trabajo, el comercio y la vida del consumidor, se comporta justo de la forma contraria. Es cada vez más abierto, las fronteras institucionales casi carecen de significado y personas de todas las edades participan de muchas formas distintas. Es como si se hubiera descubierto un océano nuevo en el que todos navegamos, mientras que los jóvenes se mueven en un espacio educativo muy rígido y tienen que llevar una doble vida: una en la que interactúan con libertad y otra donde tienen que cumplir con lo mandado.
Es un choque frontal de mundos. La «nube»frente a la «niebla». Sabemos que la «nube»se ha convertido en sinónimo de «virtual», controlado por la Web o las redes móviles, con base en un servidor. La nube aprende muy rápido de sus usuarios. Es capaz de recabar datos sobre ellos, aunarlos y compartirlos con otros usuarios, anunciantes e investigadores. La «niebla», por el contrario, es lo que ocurre en las escuelas, en la educación superior y en los círculos políticos. A diferencia de las nubes, que forman una capa útil sobre nuestras cabezas, la niebla nos envuelve, velando la visión clara de lo que ocurre en el espacio educativo a nuestro alrededor. La niebla de la educación es una mezcla densa de inercia histórica, pérdida burocrática de imaginación y atascos legislativos. En la última década, se asumió que la «tecnología»despejaría la niebla, pero no lo ha
hecho.
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