En los últimos seis años, España ha padecido una crisis económica de enorme magnitud, que ha hecho retroceder la renta per cápita y crecer la tasa de paro a niveles superiores al 25 por ciento de la población activa. En consecuencia, las dificultades económicas han aumentado considerablemente para amplias capas de la población. El porcentaje de hogares sin ingresos (procedentes del trabajo, de prestaciones o subsidios de desempleo, o de pensiones públicas) ha pasado de mínimos próximos al 2 por ciento en 2007 a máximos del 4 por ciento en 2013, llegando a más de millón y medio el número de personas en esos hogares. La tasa de riesgo de pobreza, medida en términos monetarios relativos a la mediana de los ingresos familiares, que durante bastantes años permaneció estable en torno al 20 por ciento, se ha incrementado en dos puntos porcentuales, mientras que la proporción de hogares con privación material severa se ha duplicado. En los últimos cuatrimestres se aprecia una mejora de la situación económica, pero la evolución es lenta y el horizonte todavía no está libre de nubarrones.
Conforme al compromiso de Funcas de proporcionar datos y argumentos sobre asuntos relevantes para la sociedad española con el fin de mejorar las bases del debate público, en este número de Panorama Social –coordinado por Juan Carlos Rodríguez (Analistas Socio-Políticos y Universidad Complutense de Madrid)– ofrecemos una perspectiva de cómo ha cambiado la crisis la vida de los menos favorecidos, centrando la atención en los menores, los niños.
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