Autoconocimiento
Conocerse es
el soporte y el motor de la identidad y de la autonomía. Captar mejor
nuestro ser, personalidad, fortalezas, debilidades, actitudes, valores,
aficiones… Construir sentidos acerca de nosotros mismos, de las demás personas
y del mundo que compartimos. Conocerse no es solo mirar hacia dentro, sino
que también es saber de qué redes sociales se forma parte, con qué recursos
personales y sociales contamos para celebrar la vida y para afrontar los
momentos de adversidad. En definitiva, saber qué se quiere en la vida e
identificar los recursos personales con que se cuenta para lograrlo.
Empatía
La empatía
es una capacidad innata de las personas que permite tender puentes hacia
universos distintos al propio, para imaginar y sentir cómo es el mundo desde la
perspectiva de la otra persona. Poder sentir con la otra persona facilita comprender
mejor las reacciones, emociones y opiniones ajenas, e ir más allá de las
diferencias, lo que nos hace más tolerantes en las interacciones sociales.
“Ponerse en la piel” de la otra persona para comprenderla mejor y responder de
forma solidaria, de acuerdo con las circunstancias.
Comunicación asertiva
La persona
que se comunica asertivamente expresa con claridad lo que piensa, siente o
necesita, teniendo en cuenta los derechos, sentimientos y valores de sus
interlocutores. Para esto, al comunicarse da a conocer y hace valer sus
opiniones, derechos, sentimientos y necesidades, respetando las de las demás
personas. La comunicación asertiva se fundamenta en el derecho inalienable
de todo ser humano a expresarse, a afirmar su ser y a establecer límites en las
relaciones sociales.
Relaciones interpersonales
Establecer y conservar relaciones interpersonales
significativas, así como ser capaz de terminar aquellas que bloqueen el
crecimiento personal (relaciones tóxicas). Esta destreza incluye dos aspectos claves. El primero
es aprender a iniciar, mantener o terminar una relación; el segundo aspecto
clave es aprender a relacionarse en forma positiva con las personas con quienes
se interactúa a diario (en el trabajo, en la escuela, etc.)
Toma de decisiones
Decidir significa actuar proactivamente para hacer
que las cosas sucedan en vez de limitarse a dejar que ocurran como
consecuencia del azar o de otros factores externos. Continuamente estamos
tomando decisiones, escogiendo qué hacer tras considerar distintas
alternativas. Esta habilidad ofrece herramientas para evaluar las diferentes
posibilidades en juego, teniendo en cuenta necesidades, valores, motivaciones,
influencias y posibles consecuencias presentes y futuras, tanto en la propia
vida como en la de otras personas.
Manejo de problemas y conflictos
No es posible ni deseable evitar los conflictos.
Gracias a ellos, renovamos las oportunidades de cambiar y crecer. Pueden ser
una fuente de sinsabores, pero también una oportunidad de crecimiento. Podemos
aceptar los conflictos como motor de la existencia humana, dirigiendo nuestros
esfuerzos a desarrollar estrategias y herramientas que permitan manejarlos
de forma creativa y flexible, identificando en ellos oportunidades de cambio y
crecimiento personal y social.
Pensamiento creativo
Usar la razón y la “pasión” (emociones, sentimientos,
intuiciones, fantasías, etc.) para ver la realidad desde perspectivas
diferentes que permitan inventar, crear y emprender con originalidad. Pensar creativamente hace referencia
a la capacidad para idear algo nuevo, relacionar algo conocido de forma
innovadora o apartarse de esquemas de pensamiento o conducta habituales (pensar
“fuera de la caja”). Esto permite cuestionar hábitos, abandonar inercias y
abordar la realidad de formas novedosas.
Pensamiento crítico
Analizar experiencias e información y ser capaz de
llegar a conclusiones propias sobre la realidad. La persona crítica no acepta
la realidad de manera pasiva “porque siempre ha sido así”. Por el
contrario, se hace preguntas, se cuestiona rutinas, investiga.El pensamiento crítico requiere la puesta
en acción tanto de habilidades cognitivas (un proceso activo de pensamiento que
permite llegar a conclusiones alternativas), como de competencias emocionales
(relacionadas con las actitudes personales, ya que es necesario también querer
pensar).
Manejo de emociones y sentimientos
Esta habilidad propone aprender a navegar en el mundo
de las emociones y sentimientos, logrando mayor sintonía con el propio mundo
afectivo y el de las demás personas. Las emociones y sentimientos nos envían señales
constantes que no siempre escuchamos. A veces pensamos que no tenemos derecho a
sentir miedo, tristeza o ira. Este es un ejemplo de cómo el mundo afectivo se
puede ver distorsionado por prejuicios, temores y racionalizaciones. Comprender
mejor lo que sentimos implica tanto escuchar lo que nos pasa por dentro, como
atender al contexto en el que nos sucede.
Manejo de tensiones y estrés
Las tensiones son inevitables en la vida de todas las
personas. El reto que representan no consiste en evadir las tensiones, sino en
aprender a afrontarlas de manera constructiva, sin instalarse en un estado
crónico de estrés. Esta habilidad permite identificar las fuentes de tensión
y estrés en la vida cotidiana, saber reconocer sus distintas manifestaciones y
encontrar vías para eliminarlas o contrarrestarlas de manera saludable.
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