martes, 17 de marzo de 2015

Informe: El aprendizaje cooperativo. Una propuesta docente.

Resulta innegable que cada innovación docente, como la mayoría de las innovaciones, surgen por una demanda social. Y tal demanda sucede por un cambio o una consecución de cambios que experimenta la sociedad a los cuáles nos vamos o nos debemos ir adaptando. En el momento actual que vivimos parece que la escuela tradicional que conocemos –donde el protagonismo recae en el docente, los estudiantes trabajan en el día a día de manera individual, siendo en muchos casos competitiva, y donde la interacción entre los mismos está mayormente penalizada– no está respondiendo a las necesidades propias de una sociedad global, multicultural y diversa como es la actual. 

Es en este instante donde surge el aprendizaje cooperativo (AC) como una opción metodológica nueva que intenta adaptarse a la realidad cambiante y a las necesidades de los estudiantes que hoy en día se encuentran en las aulas y que, obviamente, no son los mismos jóvenes que hace unas décadas. Hace tiempo que en el desarrollo del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) se brinda especial atención a la metodología educativa como camino para la consecución de objetivos del desarrollo íntegro de los estudiantes como profesionales cualificados y ciudadanos responsables, capaces de atender e interactuar con las necesidades de la sociedad presente y futura y, de manera singular, a la innovación educativa.

En paralelo a estas vías de reflexión, cabe destacar que para impulsar un cambio fiel a las demandas sociales es interesante realizar un cambio de perspectiva a los modelos educativos, de manera que, como profesionales, nos encaminemos hacia el aprendizaje versus la enseñanza; como bien recoge la Declaración de la UNESCO (1998) manifestando que la educación superior tiene que adaptar sus estructuras y métodos de enseñanza a las nuevas necesidades. “Se trata de pasar de un paradigma centrado en la enseñanza y la transmisión de conocimientos a otro centrado en el aprendizaje y el desarrollo de 3 competencias transferibles a contextos diferentes en el tiempo y en el espacio”. 

Esto supone un esfuerzo y dedicación extra por parte del profesorado con la motivación de obtener mejores rendimientos de los estudiantes (Gandía y Montagud 2011), entendiendo el rendimiento como un concepto amplio donde no sólo se dé importancia a una calificación numérica, sino a un proceso de aprendizaje que permita al estudiante un desarrollo de competencias, habilidades y actitudes que le preparen para la sociedad futura con la interactuarán y formarán parte. 



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