En nuestras
escuelas, la diversidad cultural y lingüística es una característica
determinada por razones históricas. Somos descendientes de pueblos originarios
que han logrado mantener su diferencia ante los intentos de homogeneización o
asimilación a la cultura mayoritaria, a pesar de los movimientos migratorios
internos, resultado de conflictos o de situaciones desventajosas para la vida
de los propios integrantes de estos pueblos, y de la migración internacional o externa
La escuela
debe promover las condiciones para atender con pertinencia cultural y lingüística
a todos los niños, independientemente de su origen y lengua materna. La
actualización de los docentes paraatenderla
diversidad en sus aulas es el primer paso para lograrlo.
La educación
debe contribuir —y puede hacerlo de
manera privilegiada— a la construcción de una nación intercultural. La
interculturalidad como concepto no admite asimetrías. Asimetrías hay muchas:
económicas, políticas y sociales. Todas ellas deben ser combatidas pero como
educadores nos corresponde directamente combatir las asimetrías propiamente
educativas, que también existen. Es evidente
que el origen de estas asimetrías, de la discriminación y el racismo que
implican, se encuentra también en la población mestiza. Por eso, la
educación intercultural tiene que ser para toda la población. Si no es para
todos, no es intercultural (Schmelkes, 2005).
La
diversidad cultural en los países de América Latina no siempre ha sido
comprendida como un factor de enriquecimiento cultural o ideológico que
repercute en la construcción de la identidad y la noción de ciudadanía que se
conforma en los países latinoamericanos. Asimismo, la
consideración de la diversidad cultural y lingüística en elaula ha sido
motivo de rechazo y de conflicto con las posturas homogeneizadoras, las cuales
identifican a lo diverso como un obstáculo para la educación (López, 2000)
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