En el actual panorama de crisis global, la educación será, y es, pieza calve y un elemento principal en el desarrollo de la sociedad, lo que supone, desde este momento, un gran desafío que exige cambios radicales más allá de los sistemas educativos formales.
Las políticas socio-educativas son fundamentales no sólo en épocas de crisis económica, sino en una estrategia de pleno desarrollo, social, económico y político. Es por ello, que la UE, ya en la “Estrategia de Lisboa: Horizonte 2010”, declaraba que quería ser la economía más competitiva basada en el conocimiento.
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