La trata de
seres humanos es la esclavitud de nuestro tiempo y, lamentablemente, una realidad en Europa y en nuestro país. Supone
una profunda violación de los derechos humanos, de la dignidad y de la libertad de la
persona y constituye una forma de delincuencia
grave, que en la mayoría de las ocasiones implica a organizaciones delictivas a
las que proporciona importantes beneficios basa dos en la utilización de las
personas con distintos fines de explotación.
Las víctimas de la trata son captadas, transportadas
o alojadas mediante engaño, aprovechando su situación de vulnerabilidad o
utilizando la fuerza, con el propósito de obtener un beneficio de su explotación.
El concepto de
“trata de seres humanos” es muy amplio y
hace referencia a los diferentes
propósitos de explotación de sus víctimas. Así, la trata de seres humanos puede
estar referida a la extracción y
comercio de órganos, a la utilización de personas con fines de explotación laboral, a la explotación para
realizar actividades delictivas o a la explotación
sexual. Este atentado contra los derechos de las personas ha adquirido enormes dimensiones , siendo la trata con
fines de explotación sexual una de sus expresiones más crueles y denigrantes, y la forma de trata de
mayor magnitud en nuestro país.
A este respecto, la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) estima, en su informe “Trabajo forzoso, tráfico humano y esclavitud” del año
2014, que el número total personas en esta situación de esclavitud moderna,
entre las que están incluidas las víctimas de la explotación sexual, asciende a
cerca de 21 millones de personas.
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