Compañías como HP, Lenovo, Toshiba o Samsung apuestan fuerte por la
educación en España, un suculento mercado de diez millones de usuarios y
más de 1.000 millones de euros potenciales de facturación al año en el
que compiten con su última tecnología, incluso, con realidad virtual.
"Si quieres ser líder en el mercado español, tienes que ser número
uno en educación", afirma el director de Empresas y Sector Público del
fabricante chino Lenovo, Alberto Ruano. Y para argumentarlo recurre a una comparación muy gráfica: "Un colegio, con 500 niños, es como una cuenta de una gran empresa".
Según la consultora IDC, el gasto en ordenadores, programas
informáticos y servicios de tecnologías en la educación en España fue de
508 millones de dólares en 2014 y se elevará a 528 millones en 2019, lo
que supone un crecimiento medio anual del 0,8 %. Mucho más optimistas son compañías como Lenovo, que llegan a hablar,
en enseñanzas no universitarias, de un negocio de 816 millones de euros
anuales, mientras en la universitaria, rondaría los 361 millones, lo que
arroja un total 1.177 millones.
"En unos años se tienen que alcanzar esas cifras", coincide David Alonso, encargado del segmento educativo en Samsung España. El curso actual, 2015-16, arrancó con 8.090.611 alumnos no
universitarios, a los que hay que sumar el millón y medio de
universitarios, los alrededor de 900.000 matriculados en escuelas de
música, danza o idiomas y, obviamente, sus profesores.
"Tenemos un mercado potencial de diez millones de usuarios", resume el directivo de Samsung. Y para conquistarlo, las compañías despliegan todos sus "encantos", tecnológicamente hablando. Lenovo apuesta por tabletas para niños de infantil y por portátiles
de 10-11 pulgadas, para primaria, y de 14-15 pulgadas para secundaria,
bachillerato y enseñanzas universitarias. Los directivos de Lenovo, Toshiba y HP coinciden en que la tableta
"puede ser un dispositivo de consulta", pero que para "trabajar" hay que
recurrir al portátil, mientras para el directivo de Samsung la frontera
entre ambos "cada vez es más difusa".
En la Escola Virolai de Barcelona, usan tabletas en infantil para que
los niños trabajen las emociones con la creación de un avatar o cuenten
historias mediante la técnica "stop motion", que permite aparentar el
movimiento con imágenes fijas sucesivas. En primaria recurren a la tecnología "para buscar información" y
trabajar distintas formas de expresión y en secundaria, el foco se
centra en la programación, porque el objetivo es que los alumnos den el
paso "de usuarios a creadores digitales", detalla la directora del
centro, Coral Regí. Pero no sólo de tabletas y portátiles, o híbridos, se nutre la
apuesta por las tecnologías en educación: la última ofensiva de Samsung
es la realidad virtual, que permite usar contenidos de forma totalmente
inmersiva.
Un ejemplo. Los niños están estudiando el Imperio Romano. "En vez de
ver fotos en un libro o un vídeo en una pantalla, te pones unas gafas de
realidad virtual y es como si estuvieses en la ciudad de Tarraco en la
época romana", detalla el directivo de Samsung. ¿Ventajas? "Además de más motivador, seguramente haga más fácil el aprendizaje", responde Alonso.
Las ventas de las tecnológicas en educación varían por niveles:
mientras en primaria o secundaria el grueso de la tecnología está en el
colegio, en las universidades se impone que cada alumno se lleve su
dispositivo. El gasto también depende del modelo de despliegue por el que se opte.
"Hay comunidades autónomas que han ido al modelo de aula digital, con
pizarras interactivas y contenidos digitales, y otras al modelo 1-1:
que cada alumno tenga su dispositivo", dice el director de Servicios
Público de Red.es, Francisco Javier García Vieira.
Además de tener el futuro garantizado, el de la educación es un
negocio creciente, ya que cada año más centros se suman a la
digitalización. Eso explica que, en el caso de Lenovo, la educación haya pasado en
dos años y medio de no aportar ingresos para la compañía en España a
representar el 35 % de su facturación, aunque Toshiba ha visto caer ese
peso del 20-25 % al 5 %, lo que achaca a la crisis. Independientemente del modelo que se elija, una queja común es la falta de conectividad suficiente en las escuelas. Para subsanarlo, Industria ha puesto en marcha el programa "Escuelas
conectadas", dotado con 330 millones de euros y cuyo objetivo es que en
todos los espacios docentes se pueda acceder en buenas condiciones a la
red.
Fuente: eleconomista.es
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