La economía
de la cultura es un concepto reciente cuyas bases teóricas no están asentadas
definitivamente, sin embargo, la cultura en la actualidad es ya un importante motor
de la economía, siendo fundamental el desarrollo y la promoción de industrias culturales competitivas en todos los países.
La realidad es que la cultura, además de ser un instrumento de cohesión social, es una actividad que genera riqueza y trabajo.
La dimensión
económica de la cultura puede analizarse desde distintos enfoques, existiendo una pugna entre los que consideran
que las industrias culturales deben ser consideradas
en sí mismas un sector de actividad económica que, aunque con personalidad propia, comparte las mismas características
que los otros sectores económicos y como tal deben ser tratadas, y aquellos que consideran
que aunque se trata de un sector con gran importancia económica, no puede ser tratado
como los demás sectores ya que tiene unas repercusiones de índole social y humano –de
carácter intangible e inmaterial- que deben primar.
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